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Analisis Tomb Raider ,PC,PS3,X360

De las cenizas de la aventura, un nuevo juego renace
Lunes 25 de Febrero de 2013 por Alejandro Pascual

¿Qué es aventura? ¿Qué es exploración? Por mucho que sorprenda tener que explicarlo a estas alturas del videojuego, la aventura es salirse del camino establecido. Saber a dónde tienes que ir y elegir el camino contrario, por la sencilla razón de que puedes hacerlo. La recompensa viene sola, al descubrir un nuevo escenario, un nuevo puzle o un objeto coleccionable en forma de jarrón antiguo; es lo de menos. La verdadera satisfacción para el explorador es haber roto las reglas.

 

Hay pocos estudios que dominen mejor este arte que Crystal Dynamics. Y ellos no pueden ir en contra de sus propias raíces. Por mucho que ahora los juegos se midan en otros patrones, en números de explosiones, en que importe más que el salto sea espectacular a que lo hayas ejecutado correctamente, el estudio americano no ha olvidado que dominaban la fórmula de la aventura desde sus inicios. No es extraño que, aunque éste sea un "reboot", un reinicio de la saga Tomb Raider, sigan inherentes los elementos que hacen grande a la saga.

 

Se ha debatido mucho sobre si Tomb Raider se inspiraba en Uncharted que a su vez se inspiró en los antiguos Tomb Raider. Lo cierto es que sí, pero no tanto como pensábamos. Cuando Tomb Raider se concentra en un camino establecido, las bases ya las conocemos: carreras por puentes que se caen a nuestros pies, saltos en el último momento con una explosión bien medida a nuestra espalda, tiroteos por doquier… Pero Tomb Raider nos ha sorprendido gratamente al mezclar con sabiduría estas tendencias modernas con algo del sabor añejo del estudio. ¿Recordáis cuando en The Legend of Zelda teníais una zona bloqueada hasta que no cogíais el boomerang? ¿O cuando en Soul Reaver no podíais escalar ciertas paredes hasta no acabar con un enemigo final? El planteamiento es el mismo: Lara va a aprendiendo a medida que se convierte en la leyenda que será, y en ese camino iremos aprendiendo habilidades y recopilando objetos y armas que nos permitirán acceder a más partes del escenario. Gracias al piolet, por ejemplo, podremos escalar paredes. El arco con cuerda nos permitirá crear redes de tirolinas. Hasta la escopeta nos sirve para romper ciertas barricadas.

 

Puede que el juego abuse en ocasiones dle fuego, pero cuando eres solo tú y una antorcha, es imposible no sentirte todo un explorador. Salir de una tumba y encontrarte un monasterio escondido es una recompensa en sí misma.

 

La premisa no deja de ser conseguir pequeños coleccionables, documentos que expanden la historia u objetos para mejorar nuestras armas. De todos estos secretos, los mejores y casi obligatorios son las tumbas, donde Tomb Raider recupera su esencia más pura con pequeños desafíos de puzles basados en físicas, los mejores que hemos vistos desde Half-Life 2. Pero aunque no seas un coleccionista nato, es recomendable que explores toda la isla en busca de estos objetos, pues es aquí donde descubres que la esencia de Tomb Raider dista mucho de ser un "tira para adelante". Los pequeños desafíos a modo de saltos y puzles se agradecen y, de nuevo, la recompensa, viene por el puro placer de explorar.

 

La historia principal puede seguirse con el mismo interés. En ella veremos la forja de Lara como heroína legendaria, a base de sufrir el mayor daño que hemos visto jamás en la historia del videojuego. Lara se golpea una y otra vez de tantas formas imaginables que el único resultado posible es salir reforzada como una roca. En el fondo, la historia de este Tomb Raider es irrepetible, porque nunca más veremos de nuevo esa conversión de una Lara inocente a una superviviente. Es lo mejor de este tipo de historias.

 

Tomb Raider, hay que decirlo, tiene de todo. La linealidad se mezcla magistralmente con las zonas abiertas. Los tiroteos con el sigilo. Los puzles con las plataformas. La exploración con las impresionantes vistas de la isla del Triángulo del Dragón. Las playas con los picos nevados. Los bosques con las selvas tropicales. Lo real con lo sobrenatural. Todo ello gracias a uno de los diseños de niveles más originales e inteligentes que hemos visto en mucho tiempo, y que incluso permite el viaje rápido entre dos puntos para intentar descubrir todos los secretos de cada zona y completarla al cien por cien. 

 

El arco será tu favorito si no estás muy a favor de las armas de fuego, aunque en ocasiones no tendrás más remedio que usarlas. Intentar acabar con los enemigos en silencio es un plus para aquellos que prefieren mantener a raya los combates.

 

Aunque hay exploración y saltos, también hay tiroteos. Las armas se comportan perfectamente, pero destaca por encima de todas el arco, que nos hace sentir como un depredador natural en un entorno hostil. Las animaciones de Lara en todo momento parecen no tener fin. Desde el sutil gesto de apoyarse en la pared cuando la tiene cerca a taparse la cara cuando hay mucho viento o fuego cercano. Sacudirse los brazos cuando está empapada o agacharse cuando hay enemigos cerca. Todo es tan natural en Tomb Raider que el juego no necesita ni botón de cobertura. Si hay enemigos cercanos y cobertura, Lara se agachará. Si hay oportunidad de sigilo, las animaciones de Lara se comportarán acorde a esta situación, a diferencia de si es descubierta. Si estás cerca de una esquina, saldrá de la cobertura de forma natural.

 

Quizá si eres más aventurero que soldado detectarás que en algunos momentos la cantidad de enemigos es abrumadora. Mientras que algunas zonas están cubiertas por tres o cuatro enemigos, en otras acabaremos con ejércitos enteros. Esto puede llegar incluso a romper la suspensión de tu credulidad, porque puedes aceptar que Lara acabe con tres enemigos o un par de lobos, pero cuando se presenta delante de ti una docena de ellos armados hasta los dientes, es cuando el juego se resiente más. Y aunque quizá la cuenta de muertes no es tan abultada como las aventuras de Nathan Drake, puede llegar a resultar excesiva en ocasiones.

 

Por supuesto, no podrían faltar los saltos in extremis mientras todo se viene abajo. Lara sufritá caídas y golpes que acabarían con cualquiera, pero por ello es una leyenda.

 

También es exagerado la cantidad de explosiones que se producen en algunos niveles, donde todo explota porque sí y los barriles rojos hacen sus apariciones estelares. Lo bueno es que Crystal Dynamics siempre sabe equilibrar la balanza de una escena guionizada con una abierta a explorar, para conseguir un tempo excelente. También podremos mejorar las habilidades y armas de Lara, con los restos que encontramos por la isla y en los cadáveres enemigos o cazando la fauna de la isla. Pese a que es interesante, pues abre numerosos y útiles movimientos, se echa de menos un sistema más inteligente como por ejemplo el visto en Far Cry 3, donde cazar no solo era un pasatiempo en sí mismo, sino que te obligaba a ello como único medio para mejorar.

 

Tomb Raider ha sido toda una experiencia. No es el juego más desafiante que vas a encontrar y quizá podría haber puesto más énfasis en un guión que daba para más, tanto en la historia personal de Lara como en el misterio de la Reina del Sol. Pero es uno de esos títulos que no puedes dejar de jugar hasta terminarlo, que te incita a mirar cada rincón de la isla por el puro placer visual y donde todo lo que estás haciendo en cada momento es divertido. Crystal Dynamics no solo ha logrado relanzar exitosamente Tomb Raider, sino que ha logrado que no echemos tanto de menos las primeras quejas que nos podrían haber surgido: los enrevesados puzles marca de la casa. No nos imaginamos lo que el estudio será capaz de conseguir en la siguiente generación. 

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